• El vampiro emocional

     

      Un vampiro emocional es una persona que te chupa la energía, que luego de estar con ella te sientes peor, más triste o agotado. Son las típicas personas que luego de estar un rato con ellas estás peor.

    El día te ha ido bien, te han ascendido, sales animado de hacer una hora de bicicleta y llegas a un bar para tomar un café con tu amigo. Luego de cinco minutos te sientes deprimido, pues solo llegar tu amigo al que llamaremos Dani, estaba con cara de mala leche, brazos cruzados y apenas te habla, y tú piensas: ¿Entonces para que quería quedar?

      Intentas hablar con él pero te responde con monosílabos y de mal humor, lo que más te cabrea es que encima ha sido él el que ha insistido para quedar. Así que tras una hora con él terminas de muy mala ostia y cabreado con tu amigo, te acaba de joder así como si nada un bonito día. Eso es precisamente un vampiro emocional; una persona que te deprime, crea ansiedad y te agota.

      Aunque de hecho todos tenemos cierta parte de vampiro emocional hay que vigilar con aquellos que lo son frecuentemente y nos afectan emocionalmente.

      Además si ves que tú tienes comportamientos de vampiro emocional debes conscientemente intentar evitarlo. Un vampiro emocional es muy complejo y se manifiesta de muchísimas formas y muchos grados.

      Hay personas que por pasar malos momentos o malas épocas se convierten en vampiros emocionales y prácticamente todas las personas en algunas etapas o momentos de su vida se han convertido en un auténtico vampiro emocional. Lo principal es que cuando veas que adoptas ese comportamiento intentes suprimirlo porque sino le va a salir muy caro a tu vida social.

     

    Vampiro emocional, ¡si podrías ser tú!

     

      No lo habías pensado, ¿Verdad? Has entrado aquí probablemente pensando en algún amigo/a, padre, madre, pareja… ¡Y vaya! Resulta que el vampiro emocional podrías ser tú y probablemente tengas algún grado de vampiro emocional, pero no te preocupes.

      Las personas normalmente solo ven los defectos en los demás y en si mismos solo ven virtudes y escurren el bulto. Esto lo hace el 99,99% de la gente así que es hasta cierto punto normal que pienses inmediatamente: “NO” cuando te digo que tú puedes ser un vampiro emocional. A continuación describiré algunas situaciones en las que el vampiro emocional actúa, si te sientes reflejado en una de esas situaciones o con la definición de vampiro emocional intenta corregir eso y no hacerlo más.

      Aunque resumiéndole podríamos decir que: cualquier cosa que haga sentir mal a otra persona debes suprimirlo de inmediato, sea de forma directa o indirecta.

     

                          Tipos de vampiro emocional

     

    El envidioso

      Este vampiro emocional es muy típico. En cuanto algo en la vida te vaya bien aflora este tipo de vampiro emocional. Son vampiros que pueden pasar inactivos y desapercibidos si tu vida es normal, pero si te empiezan a ir bien las cosas estos vampiros emocionales te destruirán emocionalmente.

      Te harán sentir que alardeas cuando no es así o te harán sentir mal de alguna forma. “Pues tú trabajo no es gran cosa” o “¿Por qué alardeas diciendo que te has comprado una nueva televisión?”.

    Son personas que ante tus alegrías reaccionan con enfado, desilusión o pesimismo para hacerte sentir mal y así ellos puedan sentirse mejor.

      Yo conforme he tenido más y más éxito he visto que este tipo de vampiro emocional aflora y muchísimo, es posible que si empiezas a cosechar éxito en tu vida pierdas amigos y conocidos porque eran vampiros emocionales. Mientras tu vida sea normal todo irá bien pero en cuanto comience a irte mejor que a ellos los perderás.

     

    El irónico

      Es aquél que hace bromas, chistes o frases despectivas hacia tu persona, condición, trabajo o algo que forma parte de ti y lo que haces. El irónico con ese objetivo quiere satisfacer la sensación de sentirse superior mediante ridiculizarte. A vece el irónico quiere provocar un cambio en ti, sea positivo o negativo, lo malo es que la forma de hacerlo no es correcta y es molesta.

      El irónico muchas veces también adopta el tono de burla, cuanto más tono de burla adopte es probable que lleve más tintes de envidia y no es descabellado pensar que la mayoría de las veces el irónico actúa por pura envidia. “Pues si no ganas ni para pipas” o “pero si eso que donas a la ONG en realidad se lo quedan ellos”.

    Es típico por ejemplo decir que cada mes pagas una cuota a una ONG y que la persona que te oye no se le ocurre otra cosa que ironizar y hablar de que probablemente tu dinero se lo queda alguien y que te ha timado. Es su forma de ironizar, de ridiculizar tu buena acción para ellos sentirse mejores porque no tienen solidaridad alguna.

     

    El radical

      El radical es ese vampiro emocional que se mete de lleno en un tema (normalmente autodestructivo) y se cree un ser superior, normalmente suelen ser personas prepotentes sea visiblemente u ocultamente. Porque hay dos tipos de prepotencia el decir “me creo mejor que tú” o el pensarlo pero decirlo indirectamente, infravalorando tus opiniones o creencias.

      El radical pueden ser personas de todo tipo, esa persona de izquierdas que infravalora a los demás, o ese hombre espiritual que se cree que por haber viajado a la India y hacer yoga una hora todos los días es mejor que los demás… El típico hombre muy de derechas y racista que siempre va con sus discursos pesados e insolidarios

    Hay muchos tipos de radicales y hablar con ellos es como darse contra un muro, terminas asqueado porque cuando quedas con ellos solo hacen que radicalizarse hablando y hablando normalmente de bobadas.

     

    El depresivo o quejica

      Es esa persona que todo lo ve negro y mal. Cualquier problema por tonto y pequeño que sea lo ve como el fin del mundo. Luego no están a gusto con nada y solo se centran en la parte más negativa de la vida.

      Ya pueden tenerlo todo que da igual, no lo valoran en absoluto y siempre buscan la parte negativa para quejarse de todo. El quejica no suele tener muchos amigos y se aísla bastante.

      Yo he llegado a borrar personas así de mi vida por su extremada negatividad además de que no solo les acompaña el ser quejica sino que este prototipo de gente suele ser extremadamente egoísta.

    Conocí un chico que era cliente mío, quedé con él por compasión y parecía buen chico, en cuanto se nutrió de mí dejó de hablarme. Hace poco volvió a contactar conmigo para que le ayudara, no paraba de hablarme durante horas sobre cuan mierda era la vida y quejas y más quejas.

      Al final decidí borrarlo de mi vida. Porque este tipo de vampiro emocional si no lo controlas te consume y te utiliza hasta que quedas tirado y humillado.

     

      Como tratar a un vampiro emocional

     

      Lo más importante de todo es dejar las cartas sobre la mesa, hacerles saber qué sabes lo que está ocurriendo y sobretodo que no toleras bajo ningún concepto su comportamiento porque como lo toleres se te comerá vivo.

      Intenta reaccionar con tranquilidad, decirlo amable y tranquilo pero, sinceramente, es muy difícil porque un vampiro emocional pone tus emociones en jaque así que es normal que pierdas la paciencia.

      Intenta decir las cosas claramente y aunque te sofoques tranquilízate todo lo que puedas. Y si tienes un vampiro emocional en tu vida muy negativo que te arruina, simplemente elimínalo de tu vida y ni se te ocurra darle otra oportunidad porque te comerá vivo.

    Intenta saber llevar y tratar a un vampiro emocional pero si no puedes aléjalo de tu vida porque es hasta perjudicial para tu salud. Hay estudios que demuestran que la gente negativa nos deprime y eso empeora nuestro estado de ánimo y de salud.

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      Compartir con estas personas te deja agotado/a mentalmente, deprimido/a, con el ánimo apagado. Incluso un nuevo estudio sugiere que son negativas para tu salud

     

     

      Por suerte, puedes neutralizarlas. Vampiros emocionales. De acuerdo, el término es bastante dramático, y algunos dirían que hasta excesivo... pero después de un encuentro —por breve que sea— con uno de estos individuos, todos estamos de acuerdo en que es el único que realmente los describe. Después de tratarlos, nos sentimos como si una especie de `Drácula síquico' nos hubiera drenado emocionalmente, dejándonos deprimidos, sin energía, con el ánimo apagado.

     

      Todos conocemos por lo menos uno. ¿No lo crees? Haz una prueba sencilla: ¿Existe alguien que evitas o rehúyes, sea en persona o por teléfono? ¿A quién te cuesta mucho trabajo devolverle una llamada, porque la sola idea de hablar con él o ella te cansa? Después de compartir con cierta persona, por `agradable' que haya sido el encuentro, ¿te quedas tensa, molesto/a o agotado/a... y muchas veces ni siquiera entiendes por qué?

     

      Si has respondido que sí a cualquiera de estas preguntas, no lo dudes: estás lidiando con un vampiro emocional. Lo insidioso de este problema, es que puede ser un desconocido... o un ser querido: el padre, el esposo o la mejor amiga. De igual manera, la relación puede ser cercana o distante; la persona agradable o desagradable... pero el efecto que tiene sobre ti siempre es tóxico.

     

      Existen dos clases de vampiros emocionales —ambos igualmente tóxicos— que debes aprender a reconocer.

    Amenaza invisible

     

      El primero es el vampiro invisible. Y es que muchas veces, el comportamiento de estas personas no es abiertamente tóxico, por decirlo de esta forma. Por lo tanto, es difícil reconocerlas y `neutralizarlas'. Después de todo, son pocos los que no captan cuando alguien se comporta de una manera grosera o desagradable con ellos, o cuando trata de ofenderlos de acción o de palabra. Pero dicen que no hay peor contrincante que un enemigo invisible, y es verdad. Muchos vampiros emocionales operan `por debajo del radar'. En otras palabras: su comportamiento tóxico no es evidente; este se oculta detrás de una actitud o unas palabras inocentes. Esto se debe a que ellos envían `mensajes dobles', que es el arte de decir una cosa aparentemente inocua, e insinuar otra muy diferente.

     

    Por ejemplo:

    `Qué bien te queda ese vestido', dice tu `mejor amiga'... antes de agregar: `Incluso te hace cintura'. `Qué bien te ves... para tu edad'. Este tipo de comentario también se conoce como `el dulce envenenado', porque, detrás del elogio, siempre hay una crítica implícita.

     

      El vampiro solapado también suele recurrir al humor como una forma de atacarte sin dar la cara ni sufrir las consecuencias. La regla que funciona aquí es la siguiente: si él o ella bromean con que tienes sobrepeso o no encuentras pareja... no debes ofenderte, porque se trata de una broma.

     

      Cuando Susana, un ama de casa de 32 años, le pidió a su suegro que no le hiciera más chistes sobre su peso, él no solo le hizo sentir que ella era una acomplejada sin el mínimo sentido del humor... `sino que acabó dándome cátedra sobre la importancia de quererme tal como soy. O sea, que el problema acabé siendo yo', contó, indignada.

     

      El lenguaje corporal también es una estrategia muy común de los vampiros emocionales. Te dicen `Respeto tu decisión'... con una sonrisa cínica en la cara; juran que te aprecian... con los brazos cruzados; te piden que les creas... y desvían la mirada (a veces el gesto es tan sutil, lo que los sicólogos llaman una microexpresión, que no lo captas a nivel consciente; pero sientes que algo simplemente no `cuadra'). Ellos te dicen una cosa, pero tú percibes todo lo contrario. Esta discordancia crea una confusión interior que, a la larga, te drena.

     

      Vale aclarar que, muchas veces, el vampiro emocional no opera a nivel consciente; no sabe el efecto que tiene en los demás. Simplemente, es su forma de ser. Como también ocurre con el segundo ejemplar.

     

    Vampiro a la vista...

     

      La segunda clase de vampiro emocional es más fácil de detectar, pero no menos difícil de sobrellevar. Estos son algunos de los ejemplares más comunes, de acuerdo con las teorías de las expertas en relaciones interpersonales Cheryl Richardson, autora de Take Time for Your Life (Toma tiempo para tu vida) y la doctora Lillian Glass, autora de Toxic People (Gente tóxica).

     

      Los negativos. Ven el mundo a través de lentes oscuros. Y a ti te toca la ardua tarea de elevarles el ánimo, lo cual es como subir una piedra montaña arriba. `Tengo que buscar trabajo', dice ella. `Ahora hay muchas oportunidades en tu campo', le dices tú. `Sí, pero a mi edad...', apunta ella. `La experiencia vale de mucho', señalas. `Ay, pero las empresas prefieren personas jóvenes...'. Llega el momento en que tú, que tratabas de animarla, acabas más deprimida que ella, y temiendo por tu futuro laboral.

     

      Los quejosos. Se pasan la vida lamentándose de lo mismo —y `lo mismo' puede ser la pareja, el empleo, los hijos, la economía—, pero nada hacen para cambiar la situación. En realidad, esta persona solo quiere quejarse, pues esto le produce un alivio momentáneo. ¿Tú? Después de una sesión maratónica de quejas, en la que al final nada se resuelve, acabas drenada.

     

      Los criticones. Ponen objeción a todo lo que dices y haces; para ellos, tú nunca das la talla. Por supuesto, insisten en que las críticas son `por tu bien'. Pero la realidad es que te dejan por el piso.

     

      Por regla general, estas personas le encuentran un defecto a todo: la película, la cena, el servicio en el restaurante... ¡Son irritantes y ¡agotadoras!

     

      Los belicosos. Cualquier incidente, por mínimo que sea, provoca en ellos una reacción agresiva. Sientes que debes vigilar lo que dices o haces, para no encender la pólvora, porque cuando estallan, ¡arde Troya! Esto apaga tu espíritu.

     

      Los débiles e indefensos. Constantemente necesitan que hables por ellos, los defiendas, los apoyes, los protejas... porque ellos, pobrecitos, no saben valerse por sí mismos. Pero, sin duda, llevar todo ese peso sobre tus espaldas te quita hasta la última gota de energía. ¿Ellos? Tranquilos y felices, porque no tienen que hacerse responsables por sí mismos.

     

      En este grupo hay que incluir a los `poca cosa' que practican la agresión pasiva; esos que, después de un desacuerdo, te juran que no te guardan rencor... pero luego se olvidan, por ejemplo, de pasar por ti a la hora acordada. Es su forma indirecta de castigarte.

     

      Los sarcásticos. Sus comentarios —crueles, burlones, en fin: sarcásticos— pueden resultar chistosos, pero cuando ese humor negro siempre va dirigido a ti, acaba por minar tu espíritu. Después de una sesión de ironías y comentarios ácidos, te sientes dolida e insultada.. Su humor hiriente es tóxico para el alma, porque siempre golpea donde más duele.

     

      Los catastróficos. Siempre están hablando de huracanes, enfermedades, muertes, desgracias y colapsos económicos. Para ellos, la vida es un peligro inminente, y si algo va a ocurrir, seguramente será muy malo. Cinco minutos con ellos acaban con tus nervios.

     

    Un peligro real

     

      Daniel Goleman, autor del best seller internacional La inteligencia emocional, nos asegura que el efecto que nos causan estas personas va más allá de una molestia momentánea. De acuerdo con su último libro, Social Intelligence (Inteligencia social), nuestros intercambios diarios con la pareja, los hijos, el jefe y aun con extraños, moldean la estructura física de nuestro cerebro a nivel celular; esto, a su vez, afecta todas las células del cuerpo, efectuando cambios incluso a nivel genético. En otras palabras: nuestra reacción ante los demás tiene un impacto biológico en nuestro organismo, ya que durante un contacto social segregamos hormonas que afectan desde nuestro corazón hasta nuestro sistema inmunológico. Según Goleman, las buenas relaciones son como una vitamina; las malas, como un veneno. Y no solo eso: las emociones ajenas son contagiosas, lo mismo que un catarro. ¿Entiendes ahora por qué es tan importante neutralizar a los vampiros emocionales?

     

    Los pasos claves

     

    1. Reconocerlos. Determina en qué categoría cae esa persona que te deja drenada anímicamente. De esta manera nunca te toma desprevenida, pues ya sabes cómo opera.

     

    2. Mantener el balance interior. Para evitar el contagio, muchas veces entender por qué esa persona tiene ese efecto sobre ti, te ayuda a protegerte de su influencia negativa. Cuando sabes que es ella, y no tú, la que tiene un problema (porque es negativa, belicosa, catastrófica, etc.), puedes mantener una distancia emocional que te permite observar su comportamiento `desde afuera', sin que te afecte.

     

    3. Alejarte. Si esta persona no es esencial en tu vida, puedes diluir la relación. Muchas veces la costumbre nos `ata' a amistades tóxicas.

     

    4. Sanar la relación. Si la relación es importante para ti, Cheryl Richardson aconseja que le dejes saber a esa persona de qué manera te está afectando. No se trata de enfrentarla, herirla ni atacarla. En el momento oportuno, cuando ambas estén en buenos términos, debes llamarla aparte y dejarle saber que, justamente porque la quieres y valoras la relación, tienes algo que decirle. Cuando haces/dices tal cosa, yo me siento tensa/triste/ansiosa/ofendida. Te pido que no lo hagas más'. Esto puede iniciar un diálogo muy sano para las dos.

    Fuente: El poder de nuestra mente.

     

    En ruso - http://www.egorovatatiana.ru/page27.shtml


    GloriaV

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