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    Un pequeño manual para la vida
    Por H.J.B.

    Unos cuantos consejos que H.J.B. dio a su hijo cuando fue a la universidad:

    Elogia tres personas cada día.
    Contempla el amanecer por lo menos una vez al año.
    Déjales buena propina a las camareras que te sirvan el desayuno. Mira a los ojos de las personas. Di "gracias" con frecuencia.
    Gasta menos de lo que ganes.
    Dona sangre todos los años.
    Haz nuevas amistades pero cultiva las viejas.
    No pierdas el tiempo aprendiendo las "artimañas del oficio".
    Mejor aprende el oficio.
    Sé valiente.
    Si no lo eres, finge serlo; nadie advierte la diferencia.
    Escoge una campaña de beneficencia en tu comunidad y apóyate generosamente con tiempo y dinero.
    Utiliza las tarjetas de crédito por comodidad, no por el crédito.
    Fíjate un año como plazo para leer la Biblia del principio al fin. Aprende a escuchar.
    A veces las oportunidades tocan muy quedo a la puerta.
    No tomes decisiones cuando estés enojado.
    Cuando entres en un recinto, hazlo con decisión y confianza.
    Nunca hables de negocios en el ascensor.
    No sabes quien podría oírte.
    No pagues un trabajo hasta que esté concluido. Guárdate de quien no tenga nada que perder. Cuando afrontes una tarea difícil, procede como si fuera imposible fallar.
    No esperes que la vida sea justa.
    Nunca subestimes el poder del perdón.
    No dudes en perder una batalla si esto te lleva a ganar la guerra.
    Con respecto a los muebles y la ropa: si piensas usarlos durante cinco años o más, compra lo mejor que puedas pagar.
    Declara la guerra a la basura.
    Los músicos callejeros son un tesoro.
    Detente un momento y escúchalos.
    Déjales luego un pequeño donativo.
    Cuando arrastres un problema grave de salud, busca la opinión de tres médicos por lo menos. No salgas de casa tras discutir con tu mujer. Si te dan productos de mala calidad, notifícalo a la persona responsable.
    Los buenos administradores apreciarán la información Establece con claridad tus prioridades.
    Nadie, en su lecho de muerte, ha exclamado: "¡Caramba, si hubiera pasado más tiempo en la oficina!"
    No temas decir: "No sé".
    No temas decir: "Lo siento".
    Elabora una lista de veinticinco cosas que desees experimentar antes de morir. Llévala en tu cartera y consúltala con frecuencia.
    Llama por teléfono a tu madre.
    Planta 8 (Revista de la Facultad de Físicas de Barcelona), no 35 (Remitido por Josep M. Albaigès)

     

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