• Acerca de "El proceso de la presencia"

    El flujo lúcido de este texto nos lleva suave y magnéticamente a una experiencia transformadora, que nos conecta con el vivo resplandor de la Conciencia del Instante Presente, donde encontramos la liberación, la salud y nuestra innata sabiduría. Leyendo simplemente este libro, sus percepciones se purificarán. Participando directamente en el Proceso de la Presencia, recobrará la salud de su experiencia vital.

    Lo que en otro tiempo fue difícil de explicar ha quedado ahora plasmado por escrito. Lo que en otro tiempo se consideraba un territorio de paz al que sólo podían acceder los «adeptos espirituales» está ahora al alcance de todo el mundo.

    Este libro nos enseña cómo ir más allá de nuestras aflicciones y adicciones físicas, mentales y emocionales, y nos adentra audazmente en un nuevo paradigma de la salud.

    Hasta 1989, Michael Brown, de origen sudafricano, estuvo viviendo lo que él define como una vida dichosamente inconsciente como periodista musical. Posteriormente contraería una enfermedad neurológica muy dolorosa, para la cual la medicina convencional no disponía de cura ni de alivio. Esto le haría ponerse en camino para lo que sería una odisea de autocuración que se prolongaría durante nueve años. Su búsqueda le llevó a explorar numerosas terapias de medicina alternativa, y el resultado de este empeño es un nuevo sistema de sanación evolutivo denominado «el Proceso de la Presencia». Michael Brown vive actualmente en Sudáfrica, donde se dedica a compartir el Proceso de la Presencia a través de la enseñanza personal.

    Debido a las pausas y dilaciones que el tiempo estable ce ente la causa y efecto, ni se nos pasa por la cabeza que en realidad no s estamos quejando de nosotros mismos y de las consecuencias de nuestros propios acciones, o que en realidad estamos compitiendo con nosotros mismos, debido a los obstáculos que nosotros mismos nos hemos puesto en el camino. La actitud de victima o de vencedor es ciertamente similar a la del perro que gira frenéticamente intentando morderse su propia cola. La única diferencia es que el perro se divierte más.

    Mientras vivimos en el tiempo, no podremos ver con claridad la conexión entre la causa y el efecto. Todo pensamiento, palabra y acción, y sus correspondientes consecuencias, están íntimamente conectados y no se puede separar. Están conectados energéticamente. Esto es la ley de causa y efecto, sobre cuya marea se mueve el universo entero.

    Una de las cosas que nos impiden ver en acción esta ley del universo la constituye el hecho de que nuestra atención ha sido traspasada a la superficie de las cosas.
    Para seguir adelante en nuestra vida adulta, tenemos que poner literalmente “detrás de nosotros” estas experiencias emocionales desagradables; pero con ello, ocultamos las causas de una gran parte del malestar que padecemos en la actualidad.
    Como consecuencia de esto, nos vemos incapaces de establecer concientemente la conexión entre estos acontecimientos casuales y su impacto en nuestras circunstancias ocultas, y esto es los que hace que la vida se nos antoje caótica.
    Y el sentirse victima o vencedor es un patrón de comportamiento que emerge que esta incapacidad para establecer la conexión entre las circunstancias actuales de nuestra vida y el sistema de creencias inconscientes que se activa con malestar emocional reprimido de nuestro pasado.

    Cada vez que se ocurre algo que nos perturba emocionalmente, tanto si adopta la forma de un acontecimiento como si adopta la forma del comportamiento de otra persona, estamos viendo un reflejo de nuestro pasado.



     

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